En la carrera de la ambición, de la globalización y la industrialización, el lujo se alejó de su esencia a tal punto que sus conceptos iniciales se convirtieron en terminología comercial. Las palabras como lujo, glamour, excelencia y calidad se volvieron en un punto promesas aspiracionales, términos comerciales.
Hablando de aspiración, asociamos el lujo con el destello, el pertenecer, prestigio, el éxito, lo ostentoso, en fin… los conglomerados de marcas se encargaron de hacernos participe de ese juego de querer ser parte de ese grupo. Hasta nosotros mismos castigamos las propuestas de lujo locales porque no son lo suficientemente europeas.
Lo que me hace pensar, si el lujo es aspiracional, ¿por qué no nos lleva a aspirar a ser una mejor versión de nosotros mismos? ¿Por qué nos induce a ser pretenciosos? ¿Por qué nos divide? ¿Por qué nos hace sentir insuficientes? ¿Por qué se utiliza como un atajo de validación?
Estas preguntas unidas a nuestro contexto y actualidad latinoamericana, me llevó a estudiar la idiosincrasia, su artesanía, su comida, sus dolores y virtudes; y así empecé a decantar la teoría aprendida en el principado monegasco, la cuna del lujo francés. Frente a esta imposición cultural de los rasgos del lujo de Europa, tan distintos de lo nuestro, me detuve a reflexionar sobre cuáles serían esas características bajo nuestro contexto latinoamericano.
He tenido la oportunidad de hacer un recorrido por Bariloche, Sao Paulo, El salar de Uyuni, Machu Pichu, El Tayrona, Antigua, La Habana, hasta la Riviera Maya, para comprender. Y llegué a reconocer que, nuestro lujo es diferente, y está bien no encajar en los parámetros que existen en el viejo continente.
Somos diferentes y ahí radica la riqueza y belleza de esta propuesta. La llamo El Modelo de la Esmeralda. En este camino encontraremos elementos que no se tenían presentes de una manera consiente antes en el lujo, y pertenecen a legados intrínsecos de nuestras culturas ancestrales latinoamericanas como la sostenibilidad, responsabilidad, la empatía y otros puntos que quiero compartir.
En El Modelo de la Esmeralda, me baso en la metáfora visual de una esmeralda, con sus cortes y facetas que reflejan todo su esplendor, para presentar éeste Modelo como propuesta de los Pilares del Lujo de Latinoamérica, que reflejan todo el esplendor del lujo de nuestro origen.
Aprendiendo en una charla con joyeros, entendí que las esmeraldas son evaluadas por 3 características. El tono, es decir la profundidad del color, el origen, y la transparencia. Me quedo sonando y pensé que de hecho esos 3 puntos son claves en la oferta de lujo Latam.
El modelo se compone de 3 niveles. El #1 Se refiere a los Aspectos psicosociales, es decir la conducta humana con respecto al concepto de lujo. En segundo lugar, los pilares de lujo de Latinoamérica, y en 3 lugar la finalidad y el objetivo de un lujo en conciencia.
También lo podemos visualizar como pirámide, en una lectura de ascensión hacia la conciencia colectiva.
Los pilares del lujo son la herencia & origen, el saber hacer y la calidad, la armonía estética, carácter único, experiencia empática, propósito, altruismo.
Éste enfoque es dirigido hacia el desarrollo de una conciencia social, con toques filantrópicos y colaborativos para una interacción balanceada y transparente, entre los agentes de la cadena del consumo. Elementos como la preservación del patrimonio, el respeto por la labor local y la educación del consumidor, son algunos de los puntos que se proponen para co-crear un entorno sano en consumo y entendimiento del Lujo original, desde el ángulo latinoamericano.
Con la misión de fomentar las propuestas de Lujo de varios sectores en América Latina, se ha dedicado a investigar, diseñar e impartir programas especializados en lujo latinoamericano.
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