
El lujo, históricamente concebido como emblema de estatus y símbolo de pertenencia a las élites, atraviesa hoy una profunda crisis de identidad. No es una crisis económica —aunque la inflación, los conflictos geopolíticos y la saturación de mercados han afectado las ventas de las grandes maisons—, sino una crisis filosófica. El imaginario eurocéntrico que durante décadas dictó qué es lujo se muestra agotado. Y en ese vacío simbólico, América Latina emerge como una región con respuestas auténticas, ancestrales y profundamente humanas (Curso virtual sobre lujo latinoamericano).
Según el informe de McKinsey y The Business of Fashion, el sector del lujo enfrenta una desaceleración significativa, con un crecimiento proyectado de apenas 1 a 3 % anual entre 2024 y 2027. Esta ralentización responde a una saturación del mercado, una percepción de sobreprecio sin justificación emocional, y a un consumidor que exige mucho más que logotipos.
Los pilares del lujo tradicional —exclusividad, ostentación, herencia aristocrática— ya no seducen como antes. Las nuevas generaciones exigen propósito, transparencia, empatía y sostenibilidad. No basta con poseer; ahora se busca pertenecer, conectar, transformar (Mentorías personalizadas). En este contexto, el lujo latinoamericano, tal como lo conceptualiza el Modelo de la Esmeralda, cobra relevancia: no como alternativa, sino como evolución.
El lujo con raíz latinoamericana propone una reconfiguración de valores: desde la curaduría de la identidad mestiza hasta la reivindicación del saber hacer artesanal como sofisticación y no como folclor (Capacitaciones sectoriales). Marcas como Verdi, Johanna Ortiz u obras como las de Olga de Amaral no solo crean objetos bellos: narran historias, rescatan técnicas ancestrales y construyen dignidad desde la belleza.
Esta es, quizá, la verdadera revolución: un lujo que no excluye, sino que eleva. Que no impone, sino que dialoga. Que no busca la mirada ajena para validarse, sino que se afirma en su origen. Frente al imaginario decadente del lujo industrializado, Latinoamérica ofrece una alquimia entre pasado y futuro, entre espiritualidad y excelencia técnica, entre territorio y talento.
Hoy más que nunca, el mundo necesita una nueva definición de lujo. No una de acumulación, sino de conexión. No de codicia, sino de contemplación. No de supremacía, sino de sanación. Y esa redefinición ya tiene nombre, acento y color: es el lujo latinoamericano, y está hecho de esmeralda, de cacao, de selva, de manos tejedoras, de resiliencia y de belleza real (Publicaciones Aureum).
Quien escribe..

Lina Bustillo │Especialista en Alta Gama Latinoamericana
Con la misión de fomentar las propuestas de Lujo de varios sectores en América Latina, se ha dedicado a investigar, diseñar e impartir programas especializados en lujo latinoamericano.
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