También entendí que se fue perdiendo la base de la artesanía por la industria masiva. La velocidad de los días, el valor y la calidad de tiempo transformó a las personas. Tal vez en algún punto el artesano se volvió una especie en peligro de extinción en algunos países.

Por otro lado veo la dinámica en Latinoamérica, con otros ojos. Recuerdo hace unos 2 años estar sentada con una comunidad de artesanas en Cerinza, Boyacá. Y compartir con ellas de los temas cotidianos, donde mencionaban como era la dinámica de la producción de sus cestas. Y es hermoso ver cómo el estilo de vida es todo.

‘Veci, mañana que baje el ganado de la loma hacemos el almuerzo y me muestra el remate con hilo? .’ – artesana de cestería en esparto.

Aprendí que no es una producción, que es parte de su día, donde comparten muchos aspectos en comunidad, se apoyan entre ellas desde hacer el almuerzo para 2 o 3 familias, cuidar a sus niños o nietos, acompañarse en otras labores como la ganadería y desde luego compartir técnicas o desarrollo de soluciones en sus canastos.